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Como yo no podía esperar a la muerte,
Amablemente, ella me espero a mi. En el carruaje sólo cabiamos los dos
y la inmortalidad.
Avanzamos lentamente,
la muerte no tenía prisa .
Yo había abandonado mi trabajo y diversión por su gentileza.
Emily Dickinson
1830-1886 EE.UU.
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