martes, 24 de abril de 2007


Como yo no podía esperar a la muerte,
Amablemente, ella me espero a mi.


En el carruaje sólo cabiamos los dos
y la inmortalidad.


Avanzamos lentamente,

la muerte no tenía prisa
.

Yo había abandonado mi trabajo y diversión

por su gentileza.

Emily Dickinson

1830-1886 EE.UU.

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